Existen múltiples concepciones de la psicomotricidad, pero todas ellas tienen en común el hecho de integrar elementos psíquicos y motrices, como bien indican los dos elementos que componen la palabra "psico" y "motricidad".
Para comprender qué es la psicomotricidad debemos contemplar al ser humano como una unidad, cuya actividad se compone de diferentes sistemas neurofisiológicos, psicológicos y sociales que interactúan entre sí. Así, desde una visión integradora, la psicomotricidad recupera el lugar del cuerpo, contemplando los deseos, las motivaciones y las carencias, y dándole importancia como receptor y emisor de emociones, sensaciones, miedos y fantasías. El cuerpo cuando desarrolla un movimiento, aporta una identidad, procesa unos sentimientos y busca su autonomía, estimula su inteligencia favoreciendo, así, la capacidad de comunicación y de creación.
Partiendo de la relación entre cuerpo y psique, la psicomotricidad tiene como principales objetivos el educar la capacidad sensitiva, la perceptiva, la representativa y la simbólica. La manera de abordar dichos objetivos diferenciará a una psicomotricidad de otra. Así, distinguimos dos tipos:
- Psicomotricidad dirigida: es la que está propuesta desde el adulto. Él es quien dice qué hay que hacer, cuándo y cómo hacerlo. Se trabajan propuestas adultas.
- Psicomotricidad vivenciada: es la que parte de la vivencia del propio niño, permitiendo que sea él quien decida qué es lo que desea hacer. A través de ese deseo irá organizando su propia actividad.
Psicomotricidad vivenciada, ¿qué es y para qué sirve?
"Es una práctica corporal que nos descubre, a partir de la observación y la escucha, la capacidad de dar significado a la expresión, verbal y no verbal, desde donde el ser humano se comunica. Su objetivo es favorecer el desarrollo de las potencialidades y capacitar al niño para expresarse, crear y comunicarse de manera adecuada". (Carmen Pascual Moral, Psicopraxis)
Favorece el proceso de maduración necesario para el crecimiento del niño. Se trata de desarrollar un esquema corporal y contribuir a la creación de la identidad propia. Se combinan interacciones a nivel cognitivo, emocional, simbólico y sensorial, siendo primordial en el desarrollo de la personalidad.
El objetivo principal de la psicomotricidad es facilitar el desarrollo global del niño. A través de su cuerpo en movimiento, en relación con los objetos, el espacio, consigo mismo y con el otro, tomará conciencia de sus posibilidades y limitaciones, lo que le proporcionará un desarrollo psicomotor armónico. Se trata de lograr que el niño adquiera una conciencia de su propio cuerpo y aprenda a percibir cualidades de su entorno, permitiéndole el desarrollo total de las capacidades básicas para la integración social.
Entre las diferentes aplicaciones, está la psicomotricidad preventiva, integrada en el sistema educativo, o la psicomotricidad terapéutica, dirigida a necesidades especiales.
La sala de psicomotricidad es un lugar de experimentación, donde el niño podrá tener deseo de moverse y expresarse, y que le permitirá, después, extrapolar esas situaciones a su vida cotidiana. El material utilizado es esencialmente blando (cojines de diferentes tamaños, formas y colores, peluches, telas, cuerdas...).
Funciones del psicomotricista
El psicomotricista es el encargado de:
- Lograr el desarrollo global del niño, favoreciendo el desarrollo tanto de sus potencialidades como de sus capacidades, ayudándole a expresarse y comunicarse con su entorno de manera adecuada.
- Enseñar al niño a conocer su cuerpo.
- Ayudar al niño a adquirir autonomía, autoconfianza y seguridad.
- Que el niño se sienta bien, respete y sea respetado y adquiera cada día nuevas habilidades.
- Diagnóstico de las alteraciones psicomotrices.
- Tratamiento del niño con estimulación y educación.
- Elección de la técnica más eficaz para cada caso.
- Tomar decisiones acertadas respecto a la evolución del niño.
- Llevar un buen control del tratamiento y saber cuándo concluirlo.